El día de la independencia

El jueves pasado proclamé mi independencia, dije que me iba de casa vamos, y así ha comenzado mi periplo de “llamabusca”, viendo mil sitios, encandilándome con unos y saliendo horrorizada de otros…para alguien que es novata en estas lides es todo un descubrimiento y una experiencia el empezar a buscar casa. No es que no haya vivido sola nunca, es más, lo hice de los 18 a los 22 (porque vivir con mi hermano era como vivir con Cásper), y después ya mas avanzado el tiempo, al finalizar mis estudios, los últimos 6 meses. La diferencia fue que en ambos casos, no tuve que buscar, mis padres se independizaron de nosotros en la primera ocasión, y en la segunda fue una suerte que los inquilinos de una casa familiar decidieran dejarla justo cuando yo empezaba mi fase final de examenes en la universidad ubicada en la ciudad donde se encontraba el piso, así que digamos que he tenido muchísima suerte en mis dos ocasiones de independencia.

Así que ahora heme aquí, con unos ahorrillos, una recién adquirida estabilidad laboral y muchas ganas de encontrar mi sitio en esta gran ciudad. ¿me falta algo? Pues sip…un aval que no retenga ese dinero ahorrado con esfuerzo (bueno, vale, salgo mucho y no miro la cartera cuando lo hago)…y muy pocas ganas de implicar a mis padres en esta aventura, porque aunque digan que lo harán encantados…tambien es una forma de seguir manteniendo el cordón umbilical bien ataito a “mi pie izquierdo”….y mire usté por donde, esta doña no es precisamente de las que les gusta que mamá le diga lo que tiene que ponerse y papá le dé opinion sobre si esa zona no está bien iluminada…yo me entiendo vamos.

En fin, que sigo pensando que si hoy por hoy no vale con una nómina media, un contrato que mostrar y una fianza (más que sobrada) para alquilar un piso, voy a tener que hablar seriamente con más de un político y decirle que si sus hijos siguen en casa a los 30 se vayan preguntando si es por gusto o porque todo el mundo se ha subido a la parra (y de que manera) y no tenemos otra forma de sobrevivir que acatando unas normas que nosotros no hemos elegido.
Digamos que igual que intento hacer entender a mis padres, que no estoy a disgusto con ellos, que soy yo la que quiere irse, que quiero echarlos de menos y no de más (y viceversa), y que seguramente no puedan entenderlo del todo, porque a diferencia de ellos, yo no tengo la vida que elegí, sino aquella que me han impuesto las circunstancias…y que quieren que les diga, no creo que a muchos de esos estupendos políticos les hiciera gracia que yo decidiera como van a vivir cada día de su vida ni a quien tienen que ver cada mañana cuando se levantan.

Aprovecho para pedir un aumento de sueldoooooo….que no van a darme, mayormente porque solo faltaría que mi jefe supiera que escribo algo como esto para meterse más conmigo a la hora del café…pero que conste en acta que me vendría de perlas.

Y ya está, por cierto, que parece que mis domingos casuales siguen siendo los mejores días de la semana, una cena estupenda la de anoche, que pocas ganas de irse a casa y que buenas las filhoas …