Hogares y hogares

Llevo un par de semanas despotricando sobre propios y extraños. Supongo que he estado enfadada conmigo misma, porque por un tiempo he vuelto a sentirme el ombligo del mundo, y sinceramente, entiendo a los ególatras narcisistas, sienta bien creer que todo el mundo te quiere.

Por eso cuando vuelves a la realidad y te das cuenta de que no eres el centro del universo te enrabietas como un niño de pecho al que la vida parecía prometerle las tetas de la Anderson como sustento y al final tiene ni más ni menos que las de la mujer normal, apacible y tranquila que lo ha parido. Y sigue siendo estupendo, insuperable, pero tal vez un poco menos espectacular. Simplemente eso.

También he asistido al cierre (total o parcial) de algunos de los sitios que más me gusta visitar en este mundo aparte en el que (también) vivo desde hace más de 6 meses. Y comprendo totalmente ese cambio de casa, o de actitud en lo escrito. Y me entristece, porque pienso que a mi también me sucede, más de lo que quisiera.

Supongo que el hecho de que el número de personas que conocen mi identidad (no diré real, si no oficial, porque creo que soy tan real aqui como alli) junto con el número de personas que han descubierto o saben que escribo este "diario", coarta en muchas ocasiones lo que tal vez, hace no demasiado, hubiera soltado a bocajarro, sin pensar, sintiéndome libre para decirlo. Y no me ha gustado.

Pero no, yo no voy a cerrar mi casa, a nada ni a nadie, voy a recuperar mi espacio, y a decir exactamente lo que quiero decir.
Supongo que ya he estado demasiado tiempo en mi vida oficial siendo políticamente correcta, y no es que me vaya mal, pero me ha costado mucho, más de lo que ni yo misma pensé, conseguir que la gente que me quiere (incluyéndome a mi misma), acepte que no soy como ellos quieren o piensan que debería ser, soy como soy, como quiero ser, y si ellos continúan a mi lado, imagino que el resto del mundo también.

A todos nos cuesta aceptar que los demás son como son y al final lo hacemos, y les queremos igual, pero ¿por qué nos resulta tan difícil aceptar este hecho en ellos? ¿Acaso pensamos que somos el ombligo del mundo más de lo que deberíamos?

Es decir, si tú quieres a los tuyos con todo, sus virtudes, defectos, sueños, colores, formas, orientaciones, olor de pies, ojos estrábicos, boca que debería aclararse con lejía en más de una ocasión, falta de tacto….o dulzura, amabilidad, sentido del humor, esos que hacen que tengas que ir al baño tres veces en medio de una tempestad emocional porque tus esfínteres no aguantan de la risa, tamaña muestra de solidaridad y afecto…no sé, creo que me estoy yendo por las ramas.

Lo único que quería decir, en definitiva, es que voy a creer, voy a confiar, en que si yo quiero y confío en mi gente, con todo y a pesar de todo, mi gente (toda) me querrá con todo y a pesar de todo. Y el que se ofenda con esto, no tiene más que dejar de leer, no me ofenderé, o en cualquier caso, es libre de preguntar. Pediré disculpas de antemano, dejando claro que no hay ni habrá intención de dañar a nadie, pero a veces, lo que uno siente o piensa puede no ser del gusto de todo el mundo. Vaya, ya vuelvo a ser políticamente correcta....tal vez es parte de mi.

Porque no voy a cambiar hoy por hoy, el único hogar que tengo, el único espacio realmente mío, que yo he creado con amor y verdad. Y no es triste, hay gente que vive en mansiones y nunca se ha sentido en su casa.