Llevo una semana infernal. Tú llevas una semana infernal. Las dos salimos perdiendo.
Empezamos muy bien, con feeling, yo te ofrecía lo que tenía y tu me confiabas tu casa.
Quedamos sin intermediarios, busqué lo más legal posible para las dos, me informé por las dos (imagino que tu lo harías igualmente, creo que la buena fe era mutua).
Y empezaste a pedir, y yo a dar lo que creia justo, puesto que tu a mi entender salías perdiendo en el terreno económico. Luego cedí en que consultaras más a fondo el tema, y volviste a cambiar de opinión, y apalabramos esperar las dos, siempre bajo el supuesto de la buena fe. Y ahí empecé a sentirme idiota, según firmaba aquel papelito. No importaba, me dijeron expresamente que no lo hiciera y lo hice, a conciencia. Quedamos para el día siguiente. Cambiamos de opinión otra vez, me pides intervención de MIS terceros, que desde un principio te había dicho que era lo único que no quería meter en aquel asunto. Lo consulto con la almohada, teniendo en la mano la respuesta afirmativa de los míos. Y digo lo consulto con la almohada porque fue la que soportó mis vueltas en la cama a lo largo de esta semana, primero de emoción, después de centrifugados intensivos sobre si seguir confiando en la buena fe. Y lo sentí en el alma cuando decidí que iba a ser un no mi respuesta. Supongo que es la primera vez que no confío en mi intuición hasta el final, pero no podía hacerlo en alguien que tampoco confiaba en la suya con respecto a mí.
Mañana infernal la de hoy, auditoría, he perdido cuatro tardes y se las he hecho perder a mis compañeros, imagino que las mismas que tú, pero yo todavía no te lo he dicho, ni te he dicho que he dado de baja mi seguro médico, ni que he perdido mi reserva de vacaciones, ni dos horas más de trabajo extra pagado cada día por buscar y esperar y confiar, supongo que tu perdiste tu billete, tus horas de trabajo y el mismo trocito de fe en la humanidad que yo.
Te doy un no. No lo entiendes. Trato de explicartelo, sintiéndome como la peor persona del mundo, y me dejas de problemática y alguna cosa más que prefiero no recordar, cierto es que en aquel punto yo tampoco me callé…y dimos por zanjada aquel proyecto de transacción.
Vago dos horas como un alma en pena hasta mi tiempo de clase, qué cara no tendría que el camarero del bar en el que me refugié para tratar de engullir algo que mantuviera mi cuerpo en pie, me puso otra coca-cola y no quiso cobrármela (gracias héroe anónimo).
Con más vergüenza y rabia que otra cosa, voy a clase, mis compañeros tratan de hacerme reír durante otra hora hasta que suena de nuevo mi teléfono….y decido cogerlo, eres tú, más tranquila, reconocemos que nos hemos equivocado en no confiar, que ambas salimos perdiendo, y que no vamos a dejar que esto nos coma por dentro…una lección aprendida, y supongo que la más importante para mi ha sido el comprobar que no me había equivocado contigo, espero que la tuya sea la misma, y que cuando tengas una corazonada has de seguirla hasta el final sin dejar que nadie se meta en medio. Yo no tengo casa, tu no tienes (espero que lo encuentres) quien viva en ella con garantía de que te la va a cuidar como esta que suscribe, que se enamoró de ella en cuanto la vio, y que se la negó por dos veces porque no podía dar lo que por ella pedían, y que cuando se la daban advirtió que solo ella sería responsable de su acuerdo, aunque barajó más opciones, creo que la única que me quedó fue pasarme al lado de la desconfianza, y no me gustó, nada de nada.
Pero al final, una llamada, en cierto modo, te recuerda que hay que creer en el milagro mundano….aunque los malos ratos que hemos pasado, esos no nos los compensa ni todo el oro del mundo.
Y A TODOS, LOS QUE SABIAIS DE ESTO Y LOS QUE NO, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS POR ESTAR AHÍ EN TODO MOMENTO.
Empezamos muy bien, con feeling, yo te ofrecía lo que tenía y tu me confiabas tu casa.
Quedamos sin intermediarios, busqué lo más legal posible para las dos, me informé por las dos (imagino que tu lo harías igualmente, creo que la buena fe era mutua).
Y empezaste a pedir, y yo a dar lo que creia justo, puesto que tu a mi entender salías perdiendo en el terreno económico. Luego cedí en que consultaras más a fondo el tema, y volviste a cambiar de opinión, y apalabramos esperar las dos, siempre bajo el supuesto de la buena fe. Y ahí empecé a sentirme idiota, según firmaba aquel papelito. No importaba, me dijeron expresamente que no lo hiciera y lo hice, a conciencia. Quedamos para el día siguiente. Cambiamos de opinión otra vez, me pides intervención de MIS terceros, que desde un principio te había dicho que era lo único que no quería meter en aquel asunto. Lo consulto con la almohada, teniendo en la mano la respuesta afirmativa de los míos. Y digo lo consulto con la almohada porque fue la que soportó mis vueltas en la cama a lo largo de esta semana, primero de emoción, después de centrifugados intensivos sobre si seguir confiando en la buena fe. Y lo sentí en el alma cuando decidí que iba a ser un no mi respuesta. Supongo que es la primera vez que no confío en mi intuición hasta el final, pero no podía hacerlo en alguien que tampoco confiaba en la suya con respecto a mí.
Mañana infernal la de hoy, auditoría, he perdido cuatro tardes y se las he hecho perder a mis compañeros, imagino que las mismas que tú, pero yo todavía no te lo he dicho, ni te he dicho que he dado de baja mi seguro médico, ni que he perdido mi reserva de vacaciones, ni dos horas más de trabajo extra pagado cada día por buscar y esperar y confiar, supongo que tu perdiste tu billete, tus horas de trabajo y el mismo trocito de fe en la humanidad que yo.
Te doy un no. No lo entiendes. Trato de explicartelo, sintiéndome como la peor persona del mundo, y me dejas de problemática y alguna cosa más que prefiero no recordar, cierto es que en aquel punto yo tampoco me callé…y dimos por zanjada aquel proyecto de transacción.
Vago dos horas como un alma en pena hasta mi tiempo de clase, qué cara no tendría que el camarero del bar en el que me refugié para tratar de engullir algo que mantuviera mi cuerpo en pie, me puso otra coca-cola y no quiso cobrármela (gracias héroe anónimo).
Con más vergüenza y rabia que otra cosa, voy a clase, mis compañeros tratan de hacerme reír durante otra hora hasta que suena de nuevo mi teléfono….y decido cogerlo, eres tú, más tranquila, reconocemos que nos hemos equivocado en no confiar, que ambas salimos perdiendo, y que no vamos a dejar que esto nos coma por dentro…una lección aprendida, y supongo que la más importante para mi ha sido el comprobar que no me había equivocado contigo, espero que la tuya sea la misma, y que cuando tengas una corazonada has de seguirla hasta el final sin dejar que nadie se meta en medio. Yo no tengo casa, tu no tienes (espero que lo encuentres) quien viva en ella con garantía de que te la va a cuidar como esta que suscribe, que se enamoró de ella en cuanto la vio, y que se la negó por dos veces porque no podía dar lo que por ella pedían, y que cuando se la daban advirtió que solo ella sería responsable de su acuerdo, aunque barajó más opciones, creo que la única que me quedó fue pasarme al lado de la desconfianza, y no me gustó, nada de nada.
Pero al final, una llamada, en cierto modo, te recuerda que hay que creer en el milagro mundano….aunque los malos ratos que hemos pasado, esos no nos los compensa ni todo el oro del mundo.
Y A TODOS, LOS QUE SABIAIS DE ESTO Y LOS QUE NO, GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS POR ESTAR AHÍ EN TODO MOMENTO.
7 comentarios:
Hay que creer en ciertos seres humanos, en estos tiempos que pasan...
Quique Gonzalez - Torres de Manhattan
Felicidades por ser uno de esos seres humanos.
Gracias a tí por compartir un trocito de tu vida. Suerte y ánimo.
Un Beso Grande
Edu
Gracias a los tres, y Pedro, aqui nadie es un infiltrado, este rincón es para aquel que quiera quedarse un ratito, gratis, sin más aval que la buena fé, esté de acuerdo con lo que en él se dice o no.
Si tuviera los brazos más largos os daría el mas grande de los achuchones.
cara de sorpresa mia. no se de que hablas ni me lo puedo imaginar, pero siento muchisimo que pasaras por ese mal trago.
me encanta leer estas cosas tan tuyas, son como hurgar verdaderamente por tus cajones, como hacen todos en mi blog, como haces tu.
gracias por tu comentario, y los tirones de oreja tuyos, estan perdonados. besote.
Jo. ¿Y yo que spy de los que prefiero darme la leche cien veces pero tener con quien? :)
No hablo de teoría, en la vida me ha pasadao y mucho. Pero jo, al menos te entregas. La otra parte se va tan raquítica y sequita como vino. Ains... la gente ya no le coge gusto a eso de llorar las penas de amor ;)
Darse y darse y volverse a dar. Por ti misma. Como dice Johny, que más vale vivirlo que lamentarse por lo que pudo ser y no fue. Y sin que importe eso de que el ser humano es el único animal que...ya sabes. Un beso.
Iralow, me paso algo parecido hace unos meses al intenar alquilar un pequenyo apartamento.
Lo pase fatal, es una de esas situaciones en las que dices, "joder, tierra trágame por un rato y que cuando vuelva este todo arreglado, y, por supuesto, yo con casita nueva".
:))
bsos
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