Ayer por la tarde me preparé para una noche flamenca, vaqueros viejos, camiseta negra, lisa y lasa y la cara lavada y recién peiná (que ya lo dice la canción…)
El camino al metro desde mi casa es una calle larga, recta y de barrio barrio, así que paro un momento en un chino, hay que comprar un par de cosas para mis anfitriones en ese día. Se debe añadir entonces a mi look casual, una bolsa de plástico fino (sin veneno en la piel) que mostraba a quien quisiera verlo, el resultado de mis gestiones en el lejano oriente.
Y al salir de la tienda el mundo cambió. Un hombre desde un coche blanco saca la cabeza por la ventanilla y deja en el aire un “…ciosaaaaaaaaa!!!”. Mirar a un lado y al otro, nada, todo eran niñas de no más de 3 años, aguerridos deportistas y una abuela que salía de su casa buscando algo en su bolso.
Sigo caminando, un aguerrido deportista tropieza por no mirar por donde va, sus ojos alternaban entre mi mano derecha y casi casi mis ojos. Y continuo mi caminar, pensando en qué momento he olvidado peinarme o he combinado mal mis pendientes y mi pulsera.
En el metro, lleno hasta los topes, tres chicos dicen “aquí tio aquiiii…., con esta, mira….”. Y continúo analizando el capítulo de “The Twilight Zone” en que se ha convertido la tarde, vuelvo a mirarme en el reflejo de la ventanilla del vagón, “Algo llevo, algo llevo…”, mi mirada tropieza con la de un ejecutivo que sorprendentemente me sonríe.
No hay duda, en algún momento entre el ultramarinos y el metro me he convertido en la mujer perfecta. Y entonces caigo en la cuenta.
Es sencillo convertirse en mujer perfecta, basta con unas tetas premenstruales dentro de una simple camiseta y seis latas de cerveza en la mano derecha. Un imán.
El camino al metro desde mi casa es una calle larga, recta y de barrio barrio, así que paro un momento en un chino, hay que comprar un par de cosas para mis anfitriones en ese día. Se debe añadir entonces a mi look casual, una bolsa de plástico fino (sin veneno en la piel) que mostraba a quien quisiera verlo, el resultado de mis gestiones en el lejano oriente.
Y al salir de la tienda el mundo cambió. Un hombre desde un coche blanco saca la cabeza por la ventanilla y deja en el aire un “…ciosaaaaaaaaa!!!”. Mirar a un lado y al otro, nada, todo eran niñas de no más de 3 años, aguerridos deportistas y una abuela que salía de su casa buscando algo en su bolso.
Sigo caminando, un aguerrido deportista tropieza por no mirar por donde va, sus ojos alternaban entre mi mano derecha y casi casi mis ojos. Y continuo mi caminar, pensando en qué momento he olvidado peinarme o he combinado mal mis pendientes y mi pulsera.
En el metro, lleno hasta los topes, tres chicos dicen “aquí tio aquiiii…., con esta, mira….”. Y continúo analizando el capítulo de “The Twilight Zone” en que se ha convertido la tarde, vuelvo a mirarme en el reflejo de la ventanilla del vagón, “Algo llevo, algo llevo…”, mi mirada tropieza con la de un ejecutivo que sorprendentemente me sonríe.
No hay duda, en algún momento entre el ultramarinos y el metro me he convertido en la mujer perfecta. Y entonces caigo en la cuenta.
Es sencillo convertirse en mujer perfecta, basta con unas tetas premenstruales dentro de una simple camiseta y seis latas de cerveza en la mano derecha. Un imán.
5 comentarios:
Jajaja, me has hecho empezar bien el sábado. Yo también pienso qué llevo mal o si no he subido la cremallera de los vaqueros cuando los tíos me miran... pero claro, la explicación es más simple, así, como ellos... :)
Feliz finde.
Eso ,encima provocando.Y claro la culpa es de los hombres... por mirar digo.¿Quien invento la minifalda?Una mujer.¿El escote palabra de honor ? otra mujer.¿El pantalon de talle bajo?,que facil echar la culpa al instinto más animal de todos:Tira más pelo de coño ,que maroma de barco.(Y las maromas son muy gordas) Otro dia comenta lo de los tangas por encima de la cintura,no los llevamos nosotros.
Y por cierto firenze,el mecanismo más simple es el que menos falla.
Lo importante es la armonía del equipamiento: las tetas preetc. (bajo una camiseta vieja, no lo olvidemos) y las birras. No hay que pasar por alto las birras.
¡¡¡JAJAJAJAJAJAJJAJAA!!! Por diox, cuán sabias palabras.
Como las tetas las llevo premenstruales de serie, me plantearé seriamente la posibilidad de llevar una bolsa llena de cervezas a perpetuidad.
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