miércoles, septiembre 06, 2006

Empezar una página


Trato de empezar una página.
La borro, la rehago, puedo volar pero…
y vuelvo a borrarla.
Supongo que esta tarde de lluvia me ha puesto el carácter melancólico y dulce.
Puede que después de la ducha caliente me sienta más limpia, por dentro y por fuera.
Sunny Road suena en mi altavoz, y estudio nuevas vias de trabajo, complementarias, para poder tal vez pronto, tal vez más tarde, colocar ese altavoz, estas páginas, y la melancolía dulce, en un pequeño espacio, que sea mío. Seguramente la única planta que pueda poner en él sea un cactus…o un nenúfar permanentemente flotando en una maceta de cristal y agua.

Me ha dado por imaginarme el sitio en el que me gustaría vivir.
Dos son las opciones, y si, soy una clásica urbanita, una pequeña buhardilla con vigas de madera vistas, tragaluz sobre la cama y escuetamente decorada. me gustaría que tuviera una bañera…donde poder estirar mis músculos al final del día. Probablemente lo único que adornase el diminuto espacio serían montones de libros, discos y películas. Algún cenicero, un quemador y velas. Y revueltas, igual que en mi memoria, en un corcho, fotos, postales, recortes (si, en mi habitación ya existe algo así), pendientes largos que suenan al caminar colgados de las chinchetas que sujetan las imágenes de todo lo que quiero.

O tal vez un espacio diáfano, loft que se dice ahora, sin paredes, con amplios ventanales y sin limites a la vista, vale, una puerta en el baño no estaría mal, y si, sigo encontrando mi bañera en él.
El resto de las cosas que pondría en él son las mismas que las de mi buhardilla, con la diferencia de que aquí es más que probable que los colores de muebles, paredes y complementos fueran colores puros, contrastes, blanco, negro, rojo….

Para mi es fácil imaginarlo, tal vez un segundo piso, un altillo con barandillas y escalera metálica, mi dormitorio, un futón o tal vez el contrapunto de una vieja cama de hierro forjado, como en las que dormía en el pueblo, enormes, firmes…y de las que si te caias cuando aún no medías mas de metro veinte te aseguraban un cardenal y el no poder subir sin despertar a tus padres…

Es genial volver a imaginar como sería, a pesar de saber que no podrá ser, por lo menos no ahora, no mañana….

8 comentarios:

Firenze dijo...

Me gusta tu casa, tiene mucho en común con mi casa soñada... Preciosa la descripción.

Besos.

guitarboy dijo...

... bueno, todavía no estamos viejos del todo para atracar un banco ¿qué me dices bonnie?..

Gacela dijo...

El primer paso para construirse un futuro (y en este caso, un hogar) es ser capaz de imaginártelo, y de imaginarte en él.

Yo estos días ando dando vueltas por idealista.com imaginándome viviendo aquí o allá (en teoría, se aproximan cambios en este aspecto) y aunque todavía no sea el momento, ya lo vives un poco cuando te imaginas haciendo el cambio...

terminus dijo...

No desesperes, llegará. Por cierto, me gusta tu idea del futón y de los colores planos. No tardaré mucho en poner así mi piso (no es por dar envida)

Un Besoooo

Edu

EL CHICO GRIS dijo...

las buhardillas tienen un encanto especial.

Maik Pimienta dijo...

A mí me da cosa imaginarla...por lo imposible. Últimamente me conformo con casi nada, me haré hermitaño. Besos austeros.

Priamorex dijo...

Que bonita,las buhardillas suelen ser frias por el invierno,lo que propicia el calor humano (yo vivi en una),los lofts no me gustan cuando viene tu novio no hay sito para esconder al amante,con esa mania de tirar las paredes.el cactus es una planta de interior infravalorada ,dan alegria y son ideales para gente con la cabeza en otros sitios...

Isabel Barceló Chico dijo...

Me gusta que no prescindas de la bañera. A mí también me gustan y en cuanto tengo ocasión, me pongo a remojo con un libro (el libro a salvo del agua, claro). Se te ve alegre en esa casa. Besos.