miércoles, septiembre 13, 2006

Jane y Doe

Llevaba desde la noche anterior pensando que la había oído susurrar.Mientras el autobús la llevaba a sus gestiones de trabajo, el sol brillaba, y ella llevaba una chaqueta y su chal azul. Tenía frío, 25 grados en el exterior.
Al volver a la oficina la realidad la golpeó como un mazazo, Mina se marchaba, harta del puteo constante, decidió ir en busca de prados más verdes. Se alegró por ella, se entristeció por la pérdida de una de sus alegrías diarias.
Jane terminó su jornada y llegó a su casa con un nudo en el estómago, la discusión sorda flotaba en el ambiente. Había ganas de batalla, y ella solo quería dormir.
Tomó una ensalada y se sentó frente al ordenador. Suspiró y comenzó a escribir, sin percatarse de nada, al minuto se había quedado sola en el apartamento. Los dedos volaban sobre el teclado.
¿De que sirve? ¿Para qué? ¿Especial? ¿Por qué? No quiero, no lo quiero, yo no quiero esto, no lo pedí, duele, llévatelo de aquí por favor, una manta, que me cubra entera, no quiero sentirlo, nada, nada.Pensar que nada dura, que todo es efímero, solía tener fé, creer en el momento, pero al final no hay consuelo, no lo hay, solo excusas, que uno se pone para seguir adelante.
Pensó en Mario, en aquella noche, condujo toda la noche para estar con ella unas horas. Deseó haberlo amado, deseó haber podido elegirlo. Deseó volver a sentirse lo primero para él, amándolo. No pudo engañarse, lo quería, no lo amaba. Lo protegía, no lo deseaba. Deseó saber como hubiera sido de haber existido un sentimiento mutuo. Y perdió la fé.
El timbre de la puerta sonó. Se levantó y abrió la puerta. Doe estaba allí. Se apartó y la dejó entrar.
Caminó a lo largo del pasillo hasta la habitación, y se acostó. Doe se sentó a su lado en la cama, y la miró con sus ojos acerados. Ambas se miraron, y Doe fue descendiendo lentamente hasta su boca, la besó largamente en los labios. Jane notó como el frío se apoderaba de ella, congelando sus sentidos, su memoria, sus sentimientos, dejándose llenar por la nada, hasta escuchar el clic final.
Doe se levantó, “te dejaré la radio encendida, te hará compañía”, y una sonrisa gélida llenó su rostro. “Ya estoy aquí, como pediste”.
Jane estaba fría, solo le llegaban algunos ecos de la radio. Cindy Lauper cantaba.
Had to escape
The city was sticky and cruel
Maybe I should have called you first
But I was dying to get to you

I was dreaming while I drove
The long straight road ahead, uh, huh

Could taste your sweet kisses
Your arms open wide
This fever for you is just burning me up inside

I drove all night to get to you
Is that alright

I drove all night
Crept in your room
Woke you from your sleep
To make love to you
Is that alright
I drove all night

What in this world
Keep us from tearing apart

No matter where I go I hear
The beating of your heart

I think about you
When the night is cold and dark

No one can move me
The way that you do
Nothing erases the feeling between me and you

I drove all night to get to you
Is that alright

I drove all night
Crept in your room
Woke you from your sleep
To make love to you

Is that alright
I drove all night

“Espera...” exhaló en un suspiro de su boca, una pequeña chispa había escapado a la era glacial que acababa de comenzar. El recuerdo de aquella noche, de Mario, de sus niñas. “Espera..”
Doe se miraba en el espejo, esperando ver el progresivo cambio de sus ojos, de transparente acero a castaño oscuro. Una vez hubo comprobado que no existía fisura alguna en su disfraz, cogió el chal de Jane y salió a la calle. La vecina la saludó sin advertir que no era Jane.
“Espera…” el susurro quedaba flotando en el aire de la habitación, no había ya oídos que prestasen atención a sus palabras. “Espera...”

8 comentarios:

Gacela dijo...

Me encanta el párrafo en el que explicas cómo deseó haber amado a Mario... y cómo no pudo, porque esas cosas nunca se fuerzan, están o no están, nacen o no nacen. Pero es verdad, cómo a veces querríamos amar a quien sabemos que se lo merece, que no nos fallaría... y simplemente, no acaba de nacer. Lo quería, no lo amaba.. Qué weno, ninya.

terminus dijo...

I. escribes de maravilla, como siempre. Pero esta historia... ¿Cuantas veces nos preguntamos por qué el corazón va por libre?
¿Cuantos kilómetros hechos a la luz de unos faros?
Pero también como siempre encierras un enigma en la historia.

Un Beso

Edu

Raphaela dijo...

Uno siempre tiene dos posibles desenlaces,
uno es quien decide finalmente, aunque la otra parte es importantísima para un final feliz...

estreya dijo...

Me encanta como lo has descrito y creo que a todos nos encantaría poder descifrar el enigma real que esconde esta historia de ficción jejejeje. Creo que otra vez mas tengo mucho que aprender de ti (aunque te joda que lo diga)

Anónimo dijo...

muy bueno, encima me has inspirado para escribir algo.
¡que más se puede pedir!

iralow dijo...

Gacela, si, estamos de acuerdo, no hay porqués a estas cosas.

Terminus, a ver si consigo explicarmelo yo y luego te lo cuento...el enigma digo. Ja!

Ligeia, importantisima siempre, yo diría que vital en la mayoría de los casos. Besote y bienvenida

Luna, nah!, y no, ya no me cabreo con vos, pa que...si soy un pozo de sabiduria yo...

Sandman, ¡aleluya! solo por eso merece la pena...

Besotes pa tos, y repartid como buenos hermanos...

Anónimo dijo...

Los sentimientos nacen o no, no se pueden forzar, pero cuando existen hay que ir a por ello...creo.
Besitos

Maik Pimienta dijo...

Hay motivos por lo que esperar, y esperar y esperar. Me encantó el texto, te has superado. Besos felices te esperan.