jueves, marzo 09, 2006

En un cruce de semaforo...

Ayer me enamoré. Miento, fue el martes. Duró una décima de segundo, pero me atravesó el cuerpo de lado a lado.
Caminaba mirando la calle, los coches, los edificios, los escaparates, la gente. Y tropecé con ellos, negros, hermosos, brillantes, afilados, curiosos, sonrientes, un mundo. Unos ojos. Un niño, porque no debía tener más de 20 años. Un cruce de miradas, en un cruce de semáforo, y me conquistó. Todo en lo que se tarda en estornudar. Todo eso reflejado en un instante.
Y luego desapareció, igual que vino se fué. Y allí me quedé, suspendida en ese momento, pensando ¿que ha pasado?. Y seguí caminando, mientras una sonrisa se abría paso poco a poco en mi cara.
Y digo yo, que a ver si hoy me enamoro otra vez, o dos, o doscientas. Las que hagan falta para sonreir de esa manera.
Seguramente lloraré por mi amor perdido...pero eso mejor mañana, o pasado o...
(Vale, que si, que se parece a la canción de James Blunt, pero que quieres niña, es lo que pasó, claro que yo no me voy a tirar por un acantilado, prefiero tirarme a la calle a ver quien pasa...)
Llevo una hora buscando imagen para el post y 20 minutos sin poder subirla, asi que creo que me voy a dormir que ya es hora.

6 comentarios:

MAHOG dijo...

AMOR EN 30 SEGUNDOS:
Que pasaría si un día nos atrevieramos a detener a esa persona para decirle "acabo de sentir un flechazo por ti, puede que tu lo sientas también, o puede que no, pero seguro que saberlo te alegra día" a mi me lo ha alegrado.
La próxima vez, lo hare!

terminus dijo...

Acabas de comprobar el poder de una mirada. Y por lo que cuentas te caló hondo. Conserva su recuerdo,

Un Beso

Edu

Anónimo dijo...

Yo vi a una chica preciosa hace meses en una tienda y no podía dejar de mirarle a los ojos. Eran grises y, joder, eran preciosos.
Pero estaba con el novio al lado, jaja

Anónimo dijo...

y porque no te le tiras a el?

Gacela dijo...

A mí me gusta que esos encuentros se queden ahí, con esa magia de una mirada sin palabras, de una sonrisa que se contagia del uno al otro. Y ya. Saborear eso sin pedir más.

Anónimo dijo...

Oh, sí, ¿qué pasaría si perdiéramos la vergüenza el tiempo suficiente como para regalarle flores a un desconocido, en plan anuncio de desodorante? Sería genial, todo el mundo tendría una sonrisa en los labios y el corazón cantando.

Además, los floristas se forrarían, que ya toca...