viernes, julio 14, 2006

Miedos


Cuando entreabrió los ojos al sonar el despertador le pareció que un de ellos se escondía rápidamente en el armario.
Creyó ver el final de su cola de reptil asomando durante unas décimas de segundo antes de escuchar como la puerta se cerraba sigilosamente.
Se levantó y se metió en la ducha, y escuchó a otros dos cuchicheando en el pasillo, con sus sonidos guturales, de animal, intuyó sus siluetas deformes a través del cristal de la mampara. “¡Dejadlo ya, soy muy mayor para estas cosas, les gritó!”. Y se evaporaron rápidamente.
Pero mientras se secaba el pelo, con la cabeza hacia abajo y todo el pelo sobre la cara, vio las pezuñas, y las plumas azules que comenzaban en los tobillos. Suspiró y apagó el secador. En un movimiento seco se echó la melena hacia atrás y se enfrentó a él:
- ¿Qué quieres ahora?- le espetó.

El ser horroroso y extravagante la observaba con sus ojos de sapo, tristes, su respiración, que sonaba como el fuelle de una gaita, se fue acelerando, como cuando algo te oprime el pecho, una emoción profunda que no sabes como expresar. Sus dientes afilados y mal colocados dejaban colgar como muerta una lengua azul y extremadamente larga. De repente una lágrima comenzó a resbalar por su mejilla, sus labios temblaron al hablar, igual que su voz:

- ¿Ya no….no…no nos quieres?- musitó la cosa.
- ¿Perdón?- acertó a decir.
- He dicho que…que si ya no nos quieres- repitió.
- Es que ya no tengo edad…Mot.

Mot esbozó una sonrisa, y sus dientes se mostraron en todo su esplendor. Continuó:

- Pero si eres una niña todavía…mírate, ahí, sentadita en el bidé, con el pelo medio mojado y revuelto, colorada por el calor, tienes las mismas pecas que cuando nos llamaste….solo tenías 6 años y…
- Mot por favor…tengo 30 primaveras por el amor de Dios, no puedo seguir viendo monstruos peludos en el armario, ni tras las puertas, ni debajo de mi cama…son miedos ridículos a estas alturas del partido….
- Pero somos tus miedos infantiles, tu nos diste vida, y nos reconociste, y has sido de las pocas que se atrevió a hablarnos, a enfrentarnos y a descubrir que no somos malos, solo somos diferentes…no queremos irnos. Berg y Sus están llorando por las esquinas, tus sandalias por cierto…Berg pide disculpas, ya sabes que la ansiedad le hace tragarse lo primero que encuentra…

Ella sonrió, adoraba a Berg, con sus ojazos grandes y su sonrisa bobalicona, tenía unas pezuñas de león suaves, que al principio la atemorizaban, y que había llegado a querer como a un enorme peluche, siempre temblaba, de pura timidez.

- Pobrecito, escucha Mot, yo no quiero que os vayáis, pero comprende que no es normal…no puedo hacer como que estáis aquí, hay muchas cosas que tengo que enfrentar, y no sé si es correcto que aún hoy piense que van a ser tan reconocibles como lo fuisteis vosotros en su momento. Sería un error.-

- Pero…¿por qué? Sus, ella dice, que eres muy valiente, que enseguida te das cuenta de cuando la cosa va mal, esos monstruos de ahora, no te han hecho daño ¿verdad?- sus ojos se encendieron y se puso tenso, como dispuesto a atacar.

- Tranquilo Mot, de momento estoy bien, pero entiende que esos monstruos no son como vosotros…ese es el problema. Aunque yo ya lo sepa, tengo todavía esa tendencia a creer que mi próximo miedo tendrá colores chillones, o alas de mosca…y es un riesgo que no sé si estoy dispuesta a correr.

Mot estaba pensativo. Zumbaba como una abeja, parecía que los engranajes de su cabeza estaban algo oxidados ya, por el uso, o por la falta de él, eso era algo que nunca había tenido muy claro.

- ¿Tan malos son? ¿Tan horribles? Bueno, ya ves, a nosotros llegaste a conocernos y a querernos a pesar de ser diferentes…porque todavía nos quieres niña ¿cierto?.

No pudo negárselo.

- ¿Entonces? Venga niña, no puede ser tan malo, si pudiste con nosotros, a ellos tan terribles como cuentas, los conquistaras y…

- ¡Mot! ¡No lo entiendes! Son terribles, porque no se parecen en nada a vosotros…son como todo el mundo, habitan dentro de las personas, no tienen rostro, ni forma, por eso asustan tanto.

Mot agachó la cabeza y asintió.

- Entonces, no volverás a hablarnos….nu…nunca más – dijo sorbiéndose ruidosamente los mocos. Era como un bebé grandote.

- Mot, por favor…no, no lo sé…yo… - no sabía que decirle.

- Ah, se me olvidaba…el nuevo dice que vendrá, como nosotros quiero decir….- dijo Mot.

Un escalofrío recorrió su espalda, el nuevo…ese no era un miedo infantil, ¡oh no!, era de los otros, pero no lo había visto nunca, solo lo escuchaba, y era de los peores, porque residía en su interior…hablaba con ella a diario. Era amable y divertido, inteligente y comprensivo…pero la volvía loca, nunca había sabido si existía realmente, si hablaba con él o simplemente eran conversaciones consigo misma, otro punto de vista escondido en su interior. Nunca había tenido la certeza, hasta ese momento.

- ¿El nuevo? ¿Le…le…conocéis?- las palabras estaban enganchadas en su garganta.

Mot sonrió iluminando más el pequeño cuarto de aseo. Era su as en la manga. Su sonrisa era algo maliciosa.

- Sep…- una pausa, para hacerse el interesante – desde que llegó nos dijo que no lo comentásemos contigo….- hasta esta mañana, dice que ya estás preparada para conocerlo “in person”.- hizo una mueca estúpida y le guiño un ojo. – Creo que te va a gustar…demasiado, jijijijjiiii….- se reía y su cuerpo se sacudía con cada carcajada.

- Mot, esto no tiene gracia….me estas asustando – dijo ella enfadada.

- Tranquila niña, te harás con él como hiciste con nosotros, y te adorará, y tu a él, ya lo verás. Hace tiempo que necesitas enfrentarte a esto.- Y la miró con dulzura.

- Mot, no, dile que no venga, tu no lo sabes, pero ese es el miedo más grande que tengo y …-

- Ah, ah….lo sé mucho mejor que tú, desde antes incluso que tú lo supieras, y voy a decirte algo que no debería, se enfadará conmigo. Él está tan asustado como tú, más si cabe, pero sabe que contigo no valen las medias tintas, tiene que ir a por todas, o no podrá contigo y lo echarás para siempre, por eso ha esperado tanto. Dale una oportunidad, es de los nuestros, un “miedo bueno”, tontorrón y simple, natural.
Protégete de los otros, esos que no te permiten seguir adelante. ¿Recuerdas como echaste a patadas a Lorre? Ese miedo idiota y peleón a los niños más pequeños, si no lo hubieras largado de aquí ahora mismo no tendrías a tu lado a Daniel, 15 años de amistad. Pues es a esos a los que tienes que darles puerta. No a nosotros. Y que conste, que me estoy pasando de informarte…el jefe me va a dar una buena a mi como se entere.

- No sé Mot…y si me equivoco, ya sabes que ahora los buenos y los malos no se distinguen…- preguntó nerviosa.

- Venga cobardica….solo has de hacer como siempre, abre bien los ojos y mira con el corazón, seguro que ves otros ojos que te miran de la misma manera a ti, asustados, interesados y curiosos…y muy bonitos por cierto…¡ay!...me voy, estoy hablando demasiado…te dejo tranquila, puedo darte un abrazo…- lo decía mientras retorcía una pezuña, como una colegiala – ya que no voy a verte más….- hacía pucheros de monstruo.

- Mot…no, no quiero que os vayáis…pero, no podéis estar tan a la vista como antes…ahora tengo visitas en casa de cuando en cuando…y me gusta estar sola también y…- dijo un poco avergonzada.

Justo en ese momento Berg y Sus saltaron desde la taza del inodoro, salpicando el cuarto de baño entero, y chillando como niños de patio….

- ¡¡¡¡Uuuuuun abrazoooooooo!!!! ¡¡¡¡ Un abrazo comunaaaaaaaaal!!!!!- gritaron al unísono, chorreando agua como si fuera lo más natural del mundo.

“Mierda” pensó ella, “voy a tener que volver a ducharme y limpiar el baño de nuevo, están locos, como una puñetera cabra, menos mal que había tirado de la cisterna”

8 comentarios:

Isabel Barceló Chico dijo...

¿Realmente los miedos infantiles y juveniles pueden llegar a ser tan encantadores? Acompañan, eso sí. Y, tan acostumbrados a su compañía, lo que da miedo de verdad es quitárselos de encima. Saludos cordiales.

terminus dijo...

Me encantan tus "miedos" tal y como los describes son adorables y mimosos, jeje. Seguro que el nuevo miedo, si viene de su mano, será igual.
Y por si no fuera bastante por aquí rondo yo, un Ogro. Que también algunos ogros somos buenos.

Un Beso (veeeeen, no te asustes)

Edu (El primo de Shrek)

Gacela dijo...

O sea, que es eso? Ser capaz de reconocerlos, enfrentarlos... y acabar encarinyándose con ellos?

Bueno es saberlo... gracias, ninya :-)

guitarboy dijo...

... todos los días haz algo que te de miedo..

Maik Pimienta dijo...

Me encanta tu miedo, que da pie a elucubraciones tan agudas. Anímate a seguir con la histria, quiero saber que pasa despues de la ducha. Besos miedosos.

Anónimo dijo...

Jo pues eso de los miedos el darles forma es genial..no sé al menos puedes saber hacia quienes van dirigidas las frustraciones...yo creo que hoy haría el tiro al blanco con los míos!!

Anónimo dijo...
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Anónimo dijo...
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