Quien teme al lobo feroz...al lobo, al lobooo...ese lobo feroz que es el día a día. Despertadores, metros, autobuses, atascos, ocho horas de trabajo, metros, autobuses, atascos.
Capitanes intrépidos y una tarde de piscina, un bañito y una charla con la generación de los años 40, gente con hipoacusia y mucha vida, mucho viaje o muy poco porque alguien decidió que quería una chacha sexual gratis, que se libera cercana a los 70 por su cuenta y riesgo y que por cuenta ajena sigue siendo acosada.
Es lo que tienen las charlas de piscina y viernes, los conocidos desconocidos, que bajo una sombrilla de paja te asombran y se abren a ti, haciendo que como siempre la realidad supere a la ficción.
Y llega, sonrisa y un beso que se escapaba por mi nuca es atrapado en el momento justo.
Un baño, más risas, mas sordera melódica y dejarle al gato todo lo necesario para un fin de semana, salvo compañía. Animalico. Culpabilidad.
Y aqui estan los minutos, que corren raudos hacia las notas de The Police, que piensan en ese desfile de colorín y que desearían poder aunar ambos para ver la explosión de colores y música.
Quien teme al lobo feroz...yo le temo, pero ese miedo es el que desde siglos nos mantiene vivos y alerta, ese miedo es el que hace que enfrente la rutina lanza en ristre, y que me ría cada vez, y en su cara a cada dentellada que esquivo...al fin y al cabo sé que me ganará la guerra...no saldré viva de ella, pero por el camino...
3 comentarios:
Por el camino arrarasaremos ocn todo lo que podamos, di que sí.
Hasta la victoria, SIEMPRE!!! y a por ellos, que son pocos y cobardes!!!
mucho ánimo, iralow
Desde luego, el lobo debería temerte a tí. Seguro que lo vences (casi)todos los días. O al menos, en este blog lo parece. Un abrazote con fuerzas.
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