miércoles, noviembre 29, 2006

Zafarrancho!!!

Me he sentado dos minutos a fumarme un cigarrillo y a escribir esto, mientras la música suave suena tratando de apaciguarme...a mi y a la última pelusa que resiste bajo el cubre radiador del baño...
Mi madre vuelve el jueves, y obviamente todo tiene que estar limpio y ordenado, para que el lunes ella pueda volver a limpiar de nuevo...sin haberme echado un sermón.

Teniendo en cuenta que la casa no es grande, aún hoy sigo sin resolver los misterios que llevan a una mujer a llenar su casa de cajitas, fotos, tazas antiguas, una colección de perfumes en miniatura y todo aquello que sea “ponible” sobre una superficie lisa...y el caso es que queda bonito si todo está colocado con gusto (he de apuntar que todo el mundo le pide consejo a la hora de “poner” una casa).

Y es un enigma que siempre se me ha escapado, desde el primer día en que me tocó hacer zafarrancho de limpieza allá por el cretácico en una casa que era el triple de la que ahora habito. No quiero recordar la de “pongos” que llegué a retirar a lo largo de mis 5 años de convivencia fraternal y sin vigilancia paterna.
Me saca de quicio, no lo puedo evitar, tener que quitar 500 cosas para pasar un trapo...amén de tener que pasárselo también a cada dichosa miniatura y luego volver a colocarla con gusto...que eso también hay que saberlo...Eso si que entrena la memoria y no el chisme ese que se han sacado los de Nintendo de la manga...Amparo guapa, vente a limpiar a casa de mis padres y verás como se agiliza tu mente a base de miradas reprobadoras y “¡que limpito está todo!” mientas disimuladamente mira las esquinas por si alguna pelotilla delatora se ha escapado de tu mocho....
La verdad es que no entiendo como ha podido hacerlo todo ella solita durante tantos años, pero lo que realmente se me escapa, es como no se ha dado cuenta de que quitando la mitad (solo la mitad, no es mucho pedir) de todo lo que adorna su dulce hogar, seguramente su espalda, sus pulmones y su paciencia hubieran sufrido un desgaste millones de veces menor...no sé, supongo que es un misterio como los de Iker Jiménez...
Creo que solo explica el porqué adoro los espacios simples y diáfanos...

Bueno, voy a seguir batallando, no sea que en una de estas la pelusa rebelde encuentre un peluso de la resistencia y me monten una batalla campal en medio del baño...si no he vuelto a escribir en un periodo prudencial, llamen por favor a protección civil...probablemente esté siendo interrogada y torturada por un “pelotón” de ácaros...

lunes, noviembre 27, 2006

Más curioso todavía...


La vida es bellaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaaa…tarariiii tarariiiii

Más curioso es todavía que cuando menos te esperas un milagro ocurreeeee…así que vamos a cuidarlo, y a mimarlo y a vivirlooooo....naniano nanooooo

Mh, mh, aha, mh, mh, aha....me chiva mi ángel de la guarda que los deseos no se cuentan porque si no...no se cumplen. Así que voy a estar calladita, y cuando ocurra lo vocearé a los cuatro vientos.

Que cosas, que cosas pasan, y que bonito tó de tó. Ná, que parece que el 2006 se empeña en seguir regalándome cosas aunque me queje...que me quejo de más...que ya lo sé...que al paso que voy me va a tocar el gordo y no voy a tener ná de que quejarme....que bieeeeen.

Y ná, que este año he tenido vacaciones, aventuras, desventuras, sobrina nueva, amigos nuevos y a todo lo bueno que ya tenía sigue ahí., y que dure joder, que dure. Cruzaré los deditos, cerraré los ojos y que la vida me ponga lo que quiera delante, un caramelo o un bache...tengo dientes suficientes para morder ambas cosas.

viernes, noviembre 24, 2006

Es curioso...

Es curioso ver que algo que al principio parecía que iba a detenerte en el tiempo al final lo que hace es empujarte a avanzar.
Es curioso saber, que puedes sentir algo hermoso, eso es un regalo, un regalo que se hace uno a sí mismo, o que te hace la vida. Y es bueno saber que tienes el valor suficiente para apreciarlo y aceptarlo.
Es curioso como a lo largo de mi vida me he topado con gente estupenda, toda, no exagero, todas esas personas, me hicieran felíz o no tanto, me han enseñado a apreciar lo que tengo, y verlo todo como un milagro.
Es curioso saber, que hay gente que cree que los milagros ocurren todos los días. Solía estar de acuerdo, y puede que aún lo esté, pero en esta vida existen muchos matices…y los milagros, como los regalos, cuando ocurren y te dejan algo, hay que cuidarlos. Porque las cosas hermosas, aunque sean fuertes, se deterioran con el tiempo y las inclemencias del clima. Y puede que los milagros ocurran todos los días si, pero el mismo milagro no suele repetirse jamás. Un jarrón puede caer al suelo y romperse, y puedes pegarlo, pero nunca lucirá tan hermoso como el día que llegó a ti, salvo que lo cuides o lo mejores con nuevos dibujos.
Es curioso como a medida que crezco encuentro más gente a la que le encantan los regalos, por el disfrute de la sorpresa, y que no los valoran más allá del momento de recibirlos, como si cada día, cualquier desconocido, fuera a entregarles algo valioso sin más.
Es curioso, porque si eso fuera cierto, tal vez el mundo iría por otro camino, si tal generosidad fuese algo diario, no existiría el hambre, ni la pobreza…
Es curioso que habiendo tanto egoísmo en el mundo, haya personas todavía que sigan pensando que los regalos les lloverán a todas horas.

lunes, noviembre 20, 2006

Pastillas para no soñar (II)

María terminó de maquillarse y observó el resultado en el espejo. Nada mal, para un sábado informal por la noche. La primavera había llegado a la ciudad y los sábados en el parque habían dorado ligeramente la piel de su rostro y su escote. Apenas necesitaba disfrazar las pequeñas arrugas que enmarcaban la comisura de sus labios.
Su abuela decía que aquello era síntoma de felicidad, quien ha sonreído mucho las tiene, solía contarle. Nunca las escondas niña, ellas te harán más bonita que cualquier vestido.
Si pudieras verme abuela, te quejarías de que no fuesen más profundas.

Giró frente a su imagen para verse de cuerpo entero, vaqueros ajustados, sandalias planas y cómodas y camisa de gasa negra sobre una camiseta ajustada de tirantes. El pelo recién cortado caía suelto sobre sus hombros, como con un despeinado casual, que le daba cierto aire de inocencia. Inocencia postiza.

Después de cenar, con Isabel y el “amor de su vida” del mes, se fueron al local donde María se sentía anónima y libre para hacer su voluntad. Era su noche promiscua. Los tres pidieron sus copas y se lanzaron a la pista. A María le gustaba Santi, el amigo de Isabel, se prestaba a los bailes de seducción que atraían las miradas sobre ella, sabía que su “amiga” no tenía problemas al respecto, probablemente era la única cosa que tenía clara de María, jamás le levantaría un “amor de su vida”. Ni siquiera el amor de su noche.

Lucas la observaba desde la parte de arriba del local. No podía creer que aquella fuera María. Su María. Bailaba enredada a un chico guapo que no dejaba de sonreír y acompañar los movimientos de su cuerpo como si estuvieran pegados con cola. Pedro a su lado estaba también hipnotizado, voy a bajar, dijo, tengo que verlo más de cerca. Lucas lo siguió.

Volvía de pedir su segunda copa cuando una náusea la hizo tambalearse en la pista. Santi la sujetó, entre su chica y él la sacaron del bar. María vomitó casi al poner el pie en la puerta. Discutían sobre acompañarla o meterla en un taxi cuando se recuperase un poco…María solo alcanzaba a decir lo siento, lo siento…

Cuando pararon el taxi, María todavía se tambaleaba, y cuando estaban dándole la dirección al taxista, Lucas se metió en el taxi. ¡Eh tío!...yo la acompaño…¿Quién coño eres?....Lucas…musitó María.

Cogió las llaves de su bolso y abrió la puerta como pudo, mientras sujetaba el peso muerto de aquel cuerpo entre la puerta y el suyo propio. Aquella proximidad lo trastornaba.

Lo siento…lo siento…perdona, lo siento…era lo único que se oía en el apartamento. La llevó hasta el baño y casi instantáneamente María se abalanzó contra el inodoro…Lucas le sujetó el pelo y acariciaba su espalda tratando de aliviar de alguna forma los espasmos que el vómito provocaba. Shhh…tranquila, ya está…ya está…

Le lavó la cara con mimo y la llevó hasta la cama, María no podía controlar su cuerpo, era un saco inerte en sus manos…encontró una camiseta de Springsteen bajo la almohada. La desnudó, se la puso y se dirigió hacia el sofá del salón. Mientras cerraba la puerta del cuarto la escuchó susurrar…Lo siento Lucas, lo siento…siento que no seas un desconocido…

viernes, noviembre 17, 2006

Demasiado independiente


Hace unos días alguien dejó un comentario en mi página que lleva dándome vueltas a la cabeza desde entonces.
Respecto a los motivos del personaje del capítulo anterior para llevar la vida que llevaba, hay uno en el que estoy totalmente de acuerdo, es muy probable que María tenga un miedo atroz a volver a enamorarse, aunque hasta poco antes del momento del relato parece que a pesar de él se atrevió en contadas ocasiones a entregar su corazón.

El segundo motivo era, que tal vez María fuese demasiado independiente…¿se puede ser demasiado independiente?...no lo sé, supongo que porque todos ponemos algo de nosotros en nuestras historias me he sentido identificada con esta expresión.

Supongo que me considero una persona “demasiado independiente”, a pesar de muchas de las opiniones de la gente que conozco. Tal vez, el término dependencia o necesidad signifique algo diferente para cada uno, como tantos otros. El caso es que yo siempre he pensado que no quiero que, salvo en el ámbito profesional, nadie me necesite, por lo menos no como una base para mis relaciones.

He conocido a mucha gente que “me ha necesitado”, y allí estaba yo, y entonces todo era estupendo, me querían, contaban conmigo y estaban si en algún momento yo pedía ayuda para algo. Pero cuando esa necesidad se extinguía en ellos también se extinguía ese cariño, ese contar conmigo, yo pasaba a ser algo secundario, prescindible en sus vidas, invisible incluso. Y no lo entendía, y dolía. Mucho.

Es más que probable que el tiempo y la experiencia han hecho que hoy por hoy piense de esta manera. Sé que necesito a muchas personas, y para mí, cada una de ellas es única e insustituible, hay determinadas cosas que sólo puedo compartir con cada una, y eso hace que para mi sean necesarias, imprescindibles. La diferencia en este caso, es que las necesito si, pero las necesito porque las quiero, no las quiero porque las necesito. Y creo que en este caso el orden de los factores, altera totalmente el producto.

Si el hecho de querer que la gente me necesite porque me quiere y no al contrario, y de no ser así prefiero una relación cordial sin implicaciones, me convierte en una persona “demasiado independiente”, es algo en lo que, no sé si por suerte o por desgracia, la vida todavía a día de hoy me sigue dándo motivos para reafirmarme, a pesar de que sé que hay personas que me quieren porque me necesitan. A pesar de que yo las quiera aún sabiendo que no es de la misma manera y que más tarde o más temprano me dejarán a un lado del camino. A pesar de todo ello, sé que seguiré queriéndolas, simplemente porque yo no las necesito hasta que las quiero, y una vez mi necesidad termina, mi amor continúa con ellas, aunque no lo sepan, aunque para no dolerme tenga que echarme yo misma a un lado de la vida.

martes, noviembre 14, 2006

Pastillas para no soñar


Diciembre de 2010…relato.

Entró en el despacho con su traje sastre y sus zapatos de tacón. Llevaba el pelo recogido en la nuca, en un severo moño, como una bibliotecaria. Era alta, esbelta, aunque su cuerpo dejaba entrever una voluptuosidad que su sobria forma de vestir no lograba ocultar del todo.

La mesa de reuniones estaba pulcra y ordenada, todo estaba dispuesto para la cita semanal de departamentos, y era la primera en llegar.

Poco a poco los compañeros de los distintos despachos fueron llegando y dándole los buenos días de modo educado y distante. Sabía que contaba con su respeto, pero no con sus simpatías. Sabía que la llamaban el Cubito, y no precisamente porque les sugiriese una playa de arena para hacer castillos. Era para ellos un ser de hielo, una máquina imparcial, que lo mismo repartía ascensos que despidos. Felicitaciones o broncas con la misma expresión y sin alterar su tono de voz.

Y también se sabía deseada, por inalcanzable. Había oído cientos de veces los comentarios de los chicos de marketing en el baño mixto, cuando en algún momento habían olvidado mirar bajo las puertas, aunque probablemente tampoco les hubiera importado verla salir tras aquellas charlas, para ellos no era un ser de carne y hueso.

Rió para sí, al recordar como incluso dudaban que en algún momento de su vida hubiera perdido su virginidad, nadie la había visto fuera del trabajo nunca. No recibía llamadas personales ni visitas a la salida del despacho. Nadie. Nunca.

Lucas, el jefe de personal, entró disculpándose, era el último y se sentó en el único sitio que quedaba libre, junto a ella. La miró con una mezcla de miedo y curiosidad, llevaba a penas un mes en la empresa y había oído de todo acerca de aquella mujer estricta y, para él hermosa. Sus mejillas se encendieron ligeramente.
La reunión empezó con un rapapolvo para los chicos de administración, siguió con una propuesta de ampliación en I+D y se fijó una fecha para el próximo acto benéfico que se patrocinaría desde la entidad.

María llegó a casa y cerró la puerta, bajó de sus altos tacones y fue a desnudarse, buscando sus viejos vaqueros de la universidad y su camisola hippie. Al quitarse las medias sintió el frío del suelo del baño y la reconfortó. Descalza recorrió el pasillo hasta la cocina y sacó del frigorífico un plato con ensalada de pasta fría y una manzana.

Mientras veía una insípida serie americana, uno de los actores le recordó a Lucas, que unas horas antes se había ofrecido a llevarla a casa, vivía cerca de la suya y le quedaba de paso…había alegado en su defensa…porque aquello más que una petición había sido un atrevimiento inconsciente, o eso era lo que reflejaban los colores de sus mejillas. Ella declinó la invitación amablemente. Tenía que hacer un recado y tomaría el autobús. Muchas gracias, muy amable.
Le gustaba aquel hombre, sencillo, inteligente, atractivo. Ella lo había elegido entre 50 candidatos, a pesar de la oposición de sus colegas, no tiene experiencia, decían, no está preparado. Ella sabía que lo estaba, solo necesitaba una oportunidad.
Recordaba su cara el día en que le comunicó que el puesto era suyo. Ilusión, era la única palabra que podría describirlo, y miedo ante la responsabilidad que se le venía encima.

La verdad es que lo envidiaba, hacía tiempo que ella había perdido ambas cosas. Había eliminado aquellas emociones de su vida. En todos sus ámbitos, o por lo menos, no dejaba traspasar esas emociones más allá de su cabeza. Las racionalizaba, las asimilaba y seguía adelante.
Aquella tarde, un hombre que le gustaba le había pedido unos minutos de su tiempo y ella se los había negado. A él y a sí misma. Era la única forma de seguir adelante con su vida, de salvaguardar el único pedacito de corazón que le quedaba, guardado bajo un muro de educada frialdad y cinismo. El resto se lo habían ido repartiendo aquellos a quien lo había entregado tiempo atrás, y lo habían dejado secar en una esquina de cualquier cuarto antes de mudarse a otra vida más interesante.

Soy una cobarde, pensó para sí. Luego su cerebro tomó las riendas y le dio la razón, oh si, lo eres, pero estás viva y cuerda. Tienes una vida segura que te has ganado tú sola y sexo sin compromiso cada vez que lo quieres, con un cuerpo como el tuyo… cualquier noche…cualquier desconocido. Y eso está bien. Es una buena alternativa para alguien como tú. Alguien que tras entregarlo todo sin pedir nada a cambio, obtuvo exactamente lo que había pedido. Y sonrió. Pobre Lucas, ojalá fueses un desconocido.
No me quieras, no me busques, no me desees más allá de una noche, haré contigo lo que la vida y yo misma he hecho conmigo.

Cerró los ojos y se durmió. Y soñó, con Lucas y su cuerpo, no eres mala, le repetía una y otra vez, no lo eres, no, tú no, no te vayas. Despertó sobresaltada y buscó en el cajón de la mesilla, “pastillas para dormir”. Pastillas para no soñar.


Si a alguien se le ocurre inventar una continuación para María, adelante, no tiene más que decirlo. Lo empecé hace unos meses y se me resiste.

lunes, noviembre 13, 2006

Mi tocaya

Bienvenida tocayita. Desde el sábado pasado soy retía y arrastro tanta falta de sueño que ni dormir puedo. Pero ya estás aqui. Nos ha tocado el gordo otra vez.
Que más da que no duerma, que tengamos que meternos panzadas de kilometros, después de todo, es lo menos que se hace por la gente que uno quiere ¿no?.
Joder, no hace nada que estás aqui, no hace nada que os vi y ya os estoy echando de menos.
Millonaria, soy millonaria, y estoy hecha un trapo, un trapo con una sonrisa de oreja a oreja.

viernes, noviembre 10, 2006

Desvaríos varios


Sigo buscando en el baúl de los recuerdos y encuentro un escrito que utilizaba para entretenerme a mí misma y practicar mecanografía allá por mis 18 años….puede que fueran 20, no lleva fecha, así que no estoy segura, paso a transcribirlo, mayormente porque esta tarde en que he rechazado varias citas por retorcerme cual lagartija por dolores ováricos necesito distraerme. Puesto que el “endrogamiento” que llevo en el cuerpo no parece suficiente para hacerme olvidar el dolor que me corroe. Es un texto largo, pero esta es mi casa y enrollo mis persianas como me sale de los mismísimos.

El texto es el que sigue:

“Esto no es otra cosa sino unas meras prácticas de mecanografía para ir cogiendo velocidad con este chisme.
Pero aún así, podría escribir algo coherente, como que los elefantes tienen una gran memoria, para lo que quieren claro está, porque cuando se trata de ver a quien le toca hacer la guardia por la noche por si apareciese algún cazador o león (cosa bastante improbable, no son los reyes de la selva como se dice, y los elefantes no se dejan arrebatar los títulos nobiliarios así como así), parece que nadie recuerda quien hizo la guardia el día anterior, “uséase”, que tienen memoria selectiva como todo hijo de vecino.
Pero finalmente siempre se ponen de acuerdo, le toca al que tenga menos ojeras de la manada, cosa natural, puesto que se supone que las ojeras salen cuando uno uno duerme, y lógicamente será porque no ha hecho guardia desde hace tiempo, son unos bichos muy listos, ya se sabe, la madre Naturaleza no suele equivocarse con sus criaturas.
O por lo menos no con casi todas, hay una excepción, el hombre, o mejor dicho, para que no se me tache de machista o discriminatoria, la humanidad. ¿Por qué narices estamos aquí? ¿Qué milagrosa decisión tomó aquella noche la sabia Naturaleza para dejarnos sobre la faz de la tierra? ¿Estaría celebrando su creación y se agarró tal pedal que dotó (supuestamente) de una mente privilegiada al único animal que por sus dotes físicas estaba destinado a ser el buffet libre de los grandes carnívoros?

Misterios de la Naturaleza, un error que tal ve pague con la destrucción de un planeta azul que rebosa vida, hasta que el “ser racional” decida que es demasiado bello, inteligente, superior y egoísta como para compartir “su” planeta con el resto de los mortales.

Después de haber despotricado a gusto contra el homo sapiens, especie a la que parece ser pertenezco, aunque lo que se dice sapiens, sapiens no me considero, no es que sepa mucho, mi corta experiencia como ser vivo, mi poco rodaje en estos tiempos que corren (si no vuelan), voy a perder un poco más el juicio, y a perder de paso el hilo de lo que estaba diciendo. ¿Qué se supone que estaba tratando de explicar?
¡Ah! Sapiens, eso, pues lo dicho, que yo no es que sea muy sapiens que digamos, pero los hay que lo afirman de forma rotunda y, personalmente creo que no deberían ser tan categóricos en sus afirmaciones, no sin antes haberse mirado al espejo y reconocerse en él de forma absoluta, pues ya se sabe que, el que dice todo aquello que piensa no suel pensar demasiado en lo que dice.

Y esto es lo que quería decir, o por lo menos lo que me ha salido, puede que yo tampoco haya dicho exactamente lo que había pensado.

Por otro lado, podríamos hablar de la sexualidad del berberecho salvaje en cautividad, que si en su estado natural suele ser más bien escasa, pueden ustedes imaginarse lo que es que te coarten y te vigilen las únicas tres veces al año en que puede mantener algo más que una agradable conversación entre burbujas con la hermosa berberecha que tienes a tu lado, roca con roca, tu vecina de al lado como quien dice. Y como digo hermosa berberecha digo berberecho de rompe y rasga que se pasa un año a tu vera luciendo concha y tu esperando la época de celo, porque como es bien conocido por todos, el gran respeto que los berberechos (tanto salvajes como civilizados y comedidos) tienen por sus costumbres y tradiciones es muy grande, algo de tal vez lleguen a arrepentirse algún día, puesto que también es bien sabido que la represión de los impulsos naturales puede llevar a grandes desequilibrios psicológicos. Ese fue el caso de un conocido berberecho, muy bien situado en su comunidad, tan respetuoso de las tradiciones como el que más, al que se le vino a vivir una prima lejana que se había quedado huérfana después de una mariscada clandestina en las rías bajas. El caso es que la berberecha en cuestión era bastante voluptuosa y lozana, con una hermosa concha irisada que ella lucía con frescura por todo el bloque de edificios (los berberechos viven en una especie de urbanizaciones, todos juntitos y apiñados, comprenderán por qué ese estricto control natal, y moral, si no fuese así…¿de dónde creen que viene la famosa frase “cualquier hijo de vecino”?) y claro, nuestro angustiado berberecho se comía la concha (la propia) cada vez que algún otro se le acercaba con insinuaciones y para colmo fuera de la época de cría, así que tanto deseaba a aquella preciosa berberecha que no comía, no dormía, no trabajaba (claro, claro dirán, ¿y en que se supone que trabaja un berberecho?, pues no se crean que es poco trabajo el mantenerse pegado a una parcela todo el santo día y con el peligro de que pueda venir cualquiera y te la usurpe), sigo, y lógicamente con tanto estrés nuestro amigó adelgazó tanto que murío de anorexia nerviosa, y ni siquiera pudo conseguir que su prima tuviera la deferencia de esperarle hasta la época de cortejo, lo cierto es que ésta se había enamorado de un mocetón alpinista que se dedicaba a escalar de balcón en balcón y que casualmente se coló una noche calurosa en el lujoso apartamento de la susodicha.

Cambiando de tema, no sé a que tema cambiar, creo que el cerebro no me da para mucho más, o puede que me de para bastante más pero hoy esté remolón y no quiera hacer más esfuerzos por continuar con esta charada, o lo que quiera que sea esto. Espero que su lectura les haya resultado agradable, o por lo menos haya llenado ese tiempo vacío e insípido que todos tenemos y tememos en algún momento del día, por lo menos a mi me ha resultado estimulante su redacción.

Esperando que no necesiten más de estas mis estúpidas y extrañas disertaciones, se despide:

Larra Gaña

Supongo que he conseguido el mismo fin que buscaba hace 12 años cuando lo escribí, y la verdad es que funciona…he olvidado durante 20 minutos el intenso dolor.

jueves, noviembre 09, 2006

Creo que encontré mis cerillas

Ven, voy a quemar el mundo,
voy a hacerlo estallar en mil pedazos.
Voy a estrujarlo, reventarlo, hacerlo gemir,
llorar, reír, gritar.

Ven, voy a apagar la luz del sol,
voy a soplar sus llamas
hasta que no quede rescoldo alguno,
solo cenizas.

Ven, voy a volar el universo,
ha hacerlo grava tan fina
como la arena que nunca pisé,
como la arena que nunca quise.
Para que se cuele por las rendijas de la casa de Dios
y le escueza en los ojos.

Tal vez así se de cuenta de que los tiene.
Tal vez así se entere de que hay que saber mirar,
ver, entender porqué voy a hacer desaparecer el planeta.
Este planeta de mentiras piadosas,
de susurros ahogados
que se sueñan gritos,
y que no se dejan atar por cadenas.
Ni por reglas.
Ni por metas.
Ya una vez me lo dije
y no me lo creí.

Yo no soy medio,
soy fin y destino.
Ahora me creo, te creo y voy a devorarlo entero.


Y de seguido un meme musical que me pasaron hace unos días. Se trata de escoger un autor y responder con títulos de sus canciones.
Gacela, lo prometido es deuda ahí va. Es más complicado de lo que parece en principio, así que escogeré canciones de varios autores, si te parece.
1.- ¿Eres hombre o mujer? Irene. (Caetano Veloso)
2.- Descríbete: Drops of Júpiter (Train)
3.- ¿Qué sienten las personas acerca de ti? I’ll see you soon (Cold Play)
4.- ¿Cómo describirías tu anterior relación sentimental? She’s only happy in the sun (Ben Harper)
5.- Describe tu actual relación con tu pareja: Don’t you forget about me. (Simple Minds)
6.- ¿Dónde quisieras estar ahora? Sunny afternoon (The Kinks)
7.- ¿Cómo eres respecto al amor? Angel Gabriel (Lamb)
8.- ¿Cómo es tu vida? Armando’s Rumba (Michel Camilo)
9. ¿Qué pedirías si tuvieras un solo deseo? No me canso (Carlos Chaouen)
10. Escribe una cita o frase sabia: si lo que vas a decir no es más bello que el silencio…
11. Ahora despídete: She’s leaving home (The Beattles)

Cerillas, necesito cerillas

Se me caen las pestañas al suelo, me vence la televisión,
y esta mañana ganaba la batalla la excavadora de la calle diagonal.
Es una noche oscura y el humo me rodea y se cuela en mi cuarto
y hay un payaso desnudo que ríe y canta para mi,
pero no me hace gracia.
De pequeña amaba a los trapecistas
Los payasos me daban miedo, no entendía que se pudiera llorar
con una sonrisa tan amplia en la cara. Le habían cortado un dedo por favor!

Y luego salió el barco pirata, y yo decía:
“ya no piparan mamá, ya no piparan”,
y los petardos me hacían arrebujarme
buscando el algodón dulce que era mi madre ¿recuerdas?

A veces parece que el circo nunca se fue de la ciudad,
y que mis amados trapecistas,
a cuya especie creo pertenezco, no han bajado del trapecio.
No han querido elevarme con ellos aún.
Y parece que los payasos se empeñan
en falsear mis expresiones.
Que ría por fuera si dentro ando llorando.
Pero lo único que yo quiero aprender de ellos
es a llorar de la risa
A caerme de culo…y ser recogida al vuelo por los trapecistas.

Voy a encender una cerilla, creo que se me han fundido los plomos.
Ah, Gacelita, el próximo número de circo es vuestro.
Palabrita de aprendiz de trapecista.

miércoles, noviembre 08, 2006

Todavía

De vuelta a los ruedos hace unos días y ya se le concede uno de descanso…se siente afortunada.
Tiene mil cosas, mil deberes que atender esa tarde, pero se deja acunar en los brazos de la pereza y duerme, despierta, escucha, sonríe, vuelve a dormir y de nuevo a escuchar que ya no llueve tras los cristales.

Alguien la ha estado llamando desde la pantalla, alguien la ha echado de menos, o la ha visto casualmente y ha hecho toc toc tímidamente en su puerta virtual para ver si estaba.

Poco después de repasar mentalmente los quehaceres que ha dejado a un lado durante unas horas decide sentarse y saludar. Hola. Ya estoy aquí.

De vuelta a los ruedos, con cabeza y corazón en ristre, dispuesta a lidiar con lo cotidiano, con las cifras y las letras, y con las sensaciones que el día a día seguramente le tiene preparadas, le gusten o no.

Y todavía deseando. Todavía soñando. Todavía queriendo vivir. Sentir. Crecer. Como antes. Como siempre.