martes, noviembre 20, 2007

Escribir

La tarde adormecida y lluviosa transcurre tras el cristal.
La radio la acompaña con los ritmos de ayer y de hoy y la gente espera ser atendida.
Dentro de sus pensamientos solo hay una idea, escribir.
Escribir y escribir sin parar, lo que sea, como sea, en un archivo, en una servilleta, en un cuaderno…escribir como quien respira, como quien tiene hambre y saborea un trozo de pan.
Como quien añora una caricia que no llega y se recorre el brazo con un dedo lento mientras imagina que quien lo hace está a su lado. Que no es su propia mano la que suavemente se desliza por encima de su camisa.

Escribir, como siempre, como hace tiempo ya no hacía, salvo en su cabeza. Palabras no garabateadas, sin soporte, que al final se perdían igual que las gotas de agua que en ese momento golpean el cristal.

Escribir sobre amigos, sobre momentos, sobre cervezas, cepillos de dientes, olores conocidos y atrapados en un espacio al que se regresa, sabiendo que quien poseía ese espacio, quien lo llenó con su esencia no ha de regresar jamás. Sabiendo que a partir de algún momento sus olores se mezclarán con los que ella comenzará a crear, dando lugar una miscelánea de amor y recuerdos.

Escribir sobre el espacio que dos cuerpos ocupan, espacio de piel recorrida, espacio infinito de manos finitas, que se buscan, que se quieren multiplicadas para abarcar el infinito sin dejar un poro, un centímetro de piel, un átomo de tiempo sin tocar.

Escribir, para vivir, para morir, para creer, para dormir, despertar, soñar, ver, recordar, amar, contar hasta dos, hasta tres, hasta mil.
Escribir y volver a empezar.
Es lunes, es viernes y sábado y domingo, y martes y jueves. Y miércoles, por qué no.
Escribir sobre todo, bajo nada.
Sin techo y dejando que la lluvia empape las cuartillas.

Suena el teléfono, café y metro de vuelta a casa. Despierta y tan solo han transcurrido diez minutos, y a ella le ha parecido una vida.
Bajo las nubes que amenazan con dejar caer de nuevo su carga la veo cruzar la calle arrebujada en su abrigo negro. No lleva paraguas.

6 comentarios:

Unknown dijo...

¿te he dicho alguna vez que no me molan nada los paraguas?...
;)

muuuuuack

EL CHICO GRIS dijo...

Disfruta por Barcelona! Y no dejes de ver el Parc Güell, que es... EL PARQUE. Y busca 'El bosque de la hadas', no me acuerdo como se dice en catalán, es la cafetería del Museo de Cera y la decoración es para verla. Esta prácticamente en Colón, bajando por La Rambla, justo antes de la ultima calle a la izquierda, hay una entrada a una galería y al fondo está el Museo de Cera y justo a la derecha el sitio. Y es que hay que verlo.

Pues eso, que tengas buen viaje!

pcbcarp dijo...

La gente adecuada no usa paraguas. (salvo como objeto punzante)

Isabel Barceló Chico dijo...

Maravilloso texto. En el escribir est� encerrada toda esa vida medio imaginada, medio vivida, so�ada, anhelada... Te felicito una vez m�s. Besos.

Thsbonilla dijo...

Escribir. Que magnífica obsesión!

Isabel Barceló Chico dijo...

Soy yo de nuevo, y vengo con un recado. Ahora que ha concluido la historia de Dido, voy a hacer una propuesta en mi blog: que cada persona pueda escribir un breve texto sobre su personaje, contando algo acerca de �l: o de su pasado, o de su futuro en la historia, o de sus sentimientos u opiniones acerca de lo ocurrido, de lo que se os ocurra, vamos. Mi intenci�n es, colgar esos textos en mi p�gina, a�adirles fotos si no ten�is alguna propia que os apetezca y, en todo caso, para que no me dig�is que soy una perezosa (aunque es cierto que necesito un peque�o respiro) a�adir�a dos o tres l�neas a esos textos. Tambi�n me parece oportuno que quien quiera colgarlo en su p�gina mejor que en la m�a, lo haga y lo anuncio en mi p�gina; o que lo haga en las dos. En fin, que la opci�n est� abierta. Me encantar�a contar, una vez m�s, con tu participaci�n,haciendo la salvedad que ya aparece en el texto de que Gabriel pilot� la nave en la que hu�a Anna (y el pobre no lo cont�. El texto me lo puedes enviar a ibarchico@hotmail.com, para colgarlo. Besitos.