domingo, abril 23, 2006

Acabo

Acabo de meterme un supersandwich de pavo con lechuga, tomate y mayonesa entre pecho y espalda.
Acabo de escuchar una canción que no me sabía.
Acabo de hablar con mi padre.
Acabo de enterarme de que mi tía está en la ciudad.
Acabo de llegar a casa.
Acabo de encender una luz.
Acabo de apagar la radio.
Acabo de emocionarme hasta las lágrimas.
Acabo de sonarme la nariz.
Acabo de tener una sonrisa espectacular.
Acabo de recibir un mensaje.
Acabo de terminar un fin de semana genial, bonito, alegre, triste, luminoso, ruidoso, adicto, cinéfilo, desolador, y he sobrevivido.
Acabo de darme cuenta de que soy la mejor y la peor persona de este mundo.
Acabo de saber que nunca acabo de saber.
Acabo de tener un ataque de risa al mirarme al espejo.
Acabo de escribir un post que no tenia pensado escribir.
Acabo de cambiar el título de "El Cuentacuentos".
Acabo de darme cuenta de que no soy el ombligo del mundo aunque a veces me lo crea.
Acabo de darme cuenta de que tampoco me importa una mierda no serlo.
Acabo de saber que mañana podría desaparecer.
Acabo de saber que mañana podría aparecer...
Acabo de ver que tengo razón en estar equivocada.
Y qué.
Acabó.

miércoles, abril 19, 2006

a la tercera va la vencida...


Tres veces repito el mismo post...decia que hoy cumple años la guapa de la casa, mi madre, que tengo un experimento en el horno y la compadezco por hacer de rata de laboratorio para mi...

Llegará en 10 minutos...voy a ver si lo que hay en el horno se mueve o algo...llevaré la paleta de los huevos, solo por si acaso....

Suena el teléfono, no ha llegado, besos, si, bien,bien, llama en un ratito, aha, cuidate...

Salgo zumbando...algo no huele como debiera...¡ah no!...es la vecina que frie pescado para la cena, ufffffff.

Felicidades mamá!!!!

lunes, abril 17, 2006

Ayer por la tarde


Ayer por la tarde volví a Madrid, con el mono, igual que un tóxicomano, necesitaba el humo de los coches, el ruido de sus calles, el anonimato del mundo y el abrazo de la familia elegida...
Salí y bailé, y tomé cerveza en antros, y sonreí a desconocidos, y fuí quien quise, no quien quieren los que dicen saber quien soy, desde que nací.

Y cada vez me doy más cuenta de que lo único que quiero es que tú me encuentres, reconocerme en tus ojos, saber que me sabes, que me añoras, que me esperas, que me quieres, que me odias, que te desespero, que te hago reir, que me entiendes y que te vuelvo loco, en el buen y mal sentido...y en el peor, sobre todo el peor. Y que esperas de mi lo mismo que yo de ti: nada. Todo. Cualquier cosa y ninguna. Que sólo tú, en caso de que leyeras esto, que no lo háras, solamente tú sabes de lo que hablo.

Puede que solo Madrid lo sepa, puede que yo no tenga un alma gemela, si no seis millones de ellas...y que todas juntas sean mi complemento, y por eso no puedo dejarte. Por eso no quiero dejarte. Por eso no me dejas dejarte.

No te mientas niña, eres demasiado lista para conseguirlo, aunque lo suficientemente tonta para no dejar de intentarlo. Tú, impar. Tú, única. Tú, egoísta.

Y qué importa nada de esto, si hay sol, y aire, y música, historias, baile, movimiento, cielo, labios, colores, gente, mundos por recorrer, por conocer, por amar, por odiar, por sentir, sentir, sentir, hasta desaparecer.

Ya no sé a santo de qué venía todo esto...

miércoles, abril 05, 2006

¿Valiente?


Gabriel llegó al inmenso apartamento que compartía con otras tres personas más en el centro de Madrid. Viernes, y esta vez era el único de los cuatro habitantes de la casa que no pasaría el fin de semana fuera.
Abrió la puerta y saludó a la nada, como esperando una respuesta que sabía no obtendría. Tiró la chaqueta en una silla y se derrumbó en el sofá. Observó que sobre la televisión había una carcasa de video, reconoció la cinta y meditó un momento. Suspiró y pulsó el play. Otro fin de semana más, sin ella…


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Irene meditaba bajo el chorro de la ducha, trataba de tirar por el desagüe de la bañera el enfado de la tarde, su fin de semana se había ido al traste por lo de siempre, trabajo, trabajo y más trabajo. Salió por fin de la ducha y se puso el camisón de verano, dispuesta coger su ropa interior, que todavía estaba tendida, una cerveza y sentarse frente al portátil. Otro fin de semana más, sola.

*************

Entró en el salón y observó que alguien estaba en el sofá, “Gabriel” imaginó, era pronto para su llegada, y fue entonces cuando un saludo se ahogó en su garganta, desde el ángulo en que estaba, pudo intuir claramente lo que él estaba haciendo, su cara concentrada y su respiración irregular….

Decisión inconsciente, lentamente, caminó hacia él, quien todavía no se había dado cuenta de que no estaba solo. Entonces la tarima del suelo la delató, y en un rápido movimiento, Gabriel detuvo el vídeo y giró su cabeza para encontrar la mirada de Irene.

Nadie dijo nada, el embarazo era más que evidente, pero Irene lo ignoró y se sentó junto a él en el sofá.

Gabriel la miraba, entre avergonzado y sorprendido: ¿Qué?....

- Shhhh, pon la cinta – dijo ella seriamente, justo en el momento en que deslizaba la mano bajo la manta, hasta coger su pene y continuar lo que él había empezado.
- ¿Pero qué… - no podía pensar, su cuerpo comenzó de nuevo a reconocer la sensación que hacía no más de diez minutos, él mismo, premeditadamente había estado buscando.
- Mírala a ella, mira la tele, si me miras me iré.

Comenzó a respirar rítmicamente sin apartar la vista de la pantalla, trató de hablar y alcanzó a decir:

- Irene, no sé….
- No.- dijo firmemente ella, mientras notaba la respuesta de su miembro en la mano.- No hables, quiero ver tu cara cuando te corras mirándola a ella. - Ni un solo momento había dirigido su mirada hacia el aparato que reproducía las imágenes.

- Pero…déjame que…- su respiración se aceleró dejando las palabras atrapadas en su garganta. - Entonces, suavemente, extendió su mano hasta tocar los muslos de Irene, un poco más, un poco más, solo un poco…no encontró la ropa interior.

- No. – volvió a decir.- solo tú.
- Por favor…por favor, necesito tocarte…tocarla, es lo que necesito para…- intentó controlar, no quería correrse tan pronto, alargar el momento, aquello no podía terminar así de rápido.

Irene cedió, había notado la punzada en su vientre, estaba mojada, el ver los ojos de Gabriel con el cristal del placer, su respiración, ahogada, era difícil negarle lo que necesitaba, no si quería saber como era su cara en el momento de llegar.

Él giró su cabeza y la hundió entre su cuello y sus hombros, comenzó a besarla, a lamerla, a mordisquearla, su olor aumentó la excitación, rápidamente colocó su mano sobre la de ella, que lo masturbaba, y ralentizó los movimientos:”despacio, por favor, despacio” susurró.

- No me beses, no…mírala, yo no…- ahora ella también se ahogaba, sus pezones estaban duros, su pecho reclamaba una boca ansiosa, una mano sobre él, caricias, deseo pidiendo deseo, a gritos.- No me mires, no…cierra los ojos…soy ella…yo….- su cuerpo actuaba sin pedir permiso ya.

Apartó su mano de debajo de la manta que lo cubría, la retiró y se puso a horcajadas sobre él, que tenía los ojos cerrados como le habían ordenado, y lo sintió entrar en ella, firme, gimió, gimieron ambos, y sus caderas se movieron rítmicamente, los dos conocían bien la coreografía…

Gabriel, aún con los ojos cerrados, bajó los tirantes el camisón y acarició sus pezones con la punta de su lengua, primero suavemente, y cuando la sintió jadear, aprisionó uno de ellos firmemente con sus labios. Irene gimió más fuerte, lo abrazó y sus caderas la delataron, acababa de correrse, pero no cesó sus movimientos del todo. Apretó firmemente sus muslos y besó el lóbulo de la oreja de Gabriel, sus párpados, su nariz, hasta llegar a su boca, que ahora respiraba dentro de la suya. Lo besó profundamente, entrelazando su lengua, recuperando su aliento, tomando el de él, y sus caderas comenzaron a moverse de nuevo con mayor rapidez.

- Vuelve a cerrar los ojos, por favor. – pidió, esta vez casi como un ruego.
- No…quiero… verte.- había alargado demasiado el momento…verla a ella sobre él, desnuda, caliente y húmeda, era demasiado para retrasarlo más.
Agarró a Irene por las nalgas y comenzó a dirigir los movimientos, más rápidos más firmes, miraba sus pechos, su cara, tenía que besarla, su lengua, su pene, todo él dentro de ella…y cuando iba a hacerlo, ella se abrazó a él, dejando que mirase la pantalla de la televisión sobre su hombro, dejando que la mirase a ELLA. Y así, llegó, en un espasmo, fuerte, intenso. Sin estar todo él dentro de Irene.

Se quedó así, con ella sobre él, escuchando como poco a poco, la respiración de ambos volvía a la normalidad.

- No es justo,- dijo Gabriel con un deje de amargura en la voz.- tú has tenido lo que querías, como tú lo querías…
- ¿Y tu no? Te he dejado verla…- contestó Irene sorprendida por aquel reproche.
- Gírate.-
- ¿Cómo?-
- Gírate, por favor.- Gabriel sonreía.

Irene dirigió su mirada a la pantalla del televisor, y se vio bailando, sonriendo y cantando, un día estival del 99, con sus vaqueros rotos, su camiseta mojada de sidra, mientras Manolo García hacía saber “…echamos un pulso, o jugamos un sencillo, frótate conmigo, hasta que me saques brillo…”