A vuelapluma entre un quehacer y otro…
Las horas se vuelven segundos y aunque todavía me reconozco en el espejo, no puedo dejar de vernos como aquellos que fuimos, o pudimos ser o debimos…o solamente soñamos ser…
Hermoso, hermosos y parlanchines…
Me puedes, me puedes, estribillo repetitivo en mi cabeza…la dualidad de quienes solo son en los mundos alternativos.
Aquella tarde en Sol, esa soledad de mi realidad, mientras tú juras y perjuras que estabas allí, al otro lado del espejo…en el País de las Maravillas esperando a la verdadera Alícia.
Y hoy nos vemos sonreír y amar, como nunca, como a nadie, como hubiésemos querido hacerlo entre nosotros de haber salido del cuento.
Y nos deseamos lo mejor, o eso me gusta pensar.