Quien me conoce imaginará que hoy no estoy de humor.
Quien no me conoce ya me irá conociendo.
Estoy a dos días de irme de vacaciones y no puedo con las pestañas.
Disponibilidad 0.
Esa es mi conclusión de hoy.
Culpabilidad mal entendida por mi parte.
Duermo entre 5 y 7 horas máximo al día.
Trabajo entre 8 y 9, y gasto cerca de 3 entre ir y volver al curro.
Intento por lo menos 3 días en semana pasar algunas horas con mis sobrinas.
Si no puedo hacerlo a primera hora de la mañana, lo hago a última de la tarde.
Cuento con día y medio para ver a la persona que quiero cada semana, que aumenta a dos y medio cuando soy yo quien se desplaza, lo que nos supone levantarnos a las 5, 30 de la mañana para llegar al trabajo en Madrid, y llegar a mi casa a las 8 de la tarde como muy pronto.
Esto suponen unos 1600 km de media al mes, que han aumentado a 3200 en los últimos dos meses debido a una lesión que tuvo como consecuencia mi ausencia prolongada de esta bendita ciudad.
Si me hago la suma de las horas diarias que dedico tan solo a lo más indispensable, trabajo y sueño son unas 19 horas, a las que sumamos una media de dos más para ver a mis peques (y no son diarias), lo que hacen 21, pongamos media mas para comer y cenar, ya tenemos 22, lo que me deja dos horas más para dedicar a mi tan querida vida social, que suele irse en alguna caña (alargada por gusto) y que se lleva de media otros tres cuartos de hora en desplazamientos puesto que trabajo en el culo del mundo.
Dos horas que me gusta dedicar a “mi gente”, a saber como van, como viven, que hay de nuevo. Ya tenemos 24.
Quien me conoce sabe que “mi gente” es mucha y variada. Quien me conoce sabe que para mi dos horas son insuficientes, que siempre acaban siendo tres o cuatro, robadas al sueño, o al tiempo de familia, aunque si me conocen bien, bien, bien saben que son robadas a esto...esto que es MI TIEMPO, de descanso, de evasión, de soledad buscada, de desconexión total del mundo.
Escribí la primera reflexión o cuenta temporal de mis días para hacerme ver a mí misma que no puedo estar en todas partes para todo el mundo. Que no puedo predicar a nadie lo que no sigo para mí misma, que he vuelto a caer en el “abierto 24 horas”, para las cañas, para los regalos, para las fiestas, para los cuidados, para los por favores o los me apetece verte...
Quien no me conoce ya me irá conociendo.
Estoy a dos días de irme de vacaciones y no puedo con las pestañas.
Disponibilidad 0.
Esa es mi conclusión de hoy.
Culpabilidad mal entendida por mi parte.
Duermo entre 5 y 7 horas máximo al día.
Trabajo entre 8 y 9, y gasto cerca de 3 entre ir y volver al curro.
Intento por lo menos 3 días en semana pasar algunas horas con mis sobrinas.
Si no puedo hacerlo a primera hora de la mañana, lo hago a última de la tarde.
Cuento con día y medio para ver a la persona que quiero cada semana, que aumenta a dos y medio cuando soy yo quien se desplaza, lo que nos supone levantarnos a las 5, 30 de la mañana para llegar al trabajo en Madrid, y llegar a mi casa a las 8 de la tarde como muy pronto.
Esto suponen unos 1600 km de media al mes, que han aumentado a 3200 en los últimos dos meses debido a una lesión que tuvo como consecuencia mi ausencia prolongada de esta bendita ciudad.
Si me hago la suma de las horas diarias que dedico tan solo a lo más indispensable, trabajo y sueño son unas 19 horas, a las que sumamos una media de dos más para ver a mis peques (y no son diarias), lo que hacen 21, pongamos media mas para comer y cenar, ya tenemos 22, lo que me deja dos horas más para dedicar a mi tan querida vida social, que suele irse en alguna caña (alargada por gusto) y que se lleva de media otros tres cuartos de hora en desplazamientos puesto que trabajo en el culo del mundo.
Dos horas que me gusta dedicar a “mi gente”, a saber como van, como viven, que hay de nuevo. Ya tenemos 24.
Quien me conoce sabe que “mi gente” es mucha y variada. Quien me conoce sabe que para mi dos horas son insuficientes, que siempre acaban siendo tres o cuatro, robadas al sueño, o al tiempo de familia, aunque si me conocen bien, bien, bien saben que son robadas a esto...esto que es MI TIEMPO, de descanso, de evasión, de soledad buscada, de desconexión total del mundo.
Escribí la primera reflexión o cuenta temporal de mis días para hacerme ver a mí misma que no puedo estar en todas partes para todo el mundo. Que no puedo predicar a nadie lo que no sigo para mí misma, que he vuelto a caer en el “abierto 24 horas”, para las cañas, para los regalos, para las fiestas, para los cuidados, para los por favores o los me apetece verte...
Escribo esto que sigue para ver si quien me conoce me echa una mano, y al igual que en el trabajo, por favor, me de un preaviso para despedirme, para encontrarme, o para buscarme...
Soy consciente de que todos vivimos a 100 cada día, todos tenemos mil cosas que hacer y que resolver. Yo solo estoy reconociendo que no llego a todo por mucho que quiera, procuraré no pretender que si yo no puedo, los demás tampoco puedan.
Agradecería que lo que no queráis para vosotros, tampoco lo queráis para mi.
Y yo que tenía pensado escribir un relato, tengo que reconocer que ni para eso tengo tiempo.